martes, 26 de febrero de 2008

El cura y el curita (II)

Enviado por el camarada C. Aetius
Para evitar nuevos escándalos, el cura viejo le regala al cura nuevo, una máquina electrónica de última tecnología vaticana, parecida a una calculadora, donde se teclean los pecados y el artefacto emite un ticket con la penitencia correspondiente.
El curita la instala y la empieza a usar toda la tarde ya que era una iglesia que repentinamente, se había vuelto muy concurrida.
A última hora, cuando ya se disponía a partir, llega una chica a confesarse.
“Padre, he pecado ”, le dice afligida.
“Hija, que has hecho ”, le pregunta el curita, mientras enchufa nuevamente la máquina.
“Padre, mi novio me metió la puntita ”.
El curita pulsa los botones pero no sale nada.
Revisa el rollo y todavía tiene papel.
Vuelve a teclear, y nada.
Mira a la chica y le dice: “hija, andá y decile a tu novio que te la meta entera porque esta máquina no funciona con centésimos ”.

Se dobla pero no se rompe

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El cura y el curita

Enviado por el camarada C. Aetius
Al cura viejo le llega a la iglesia a un cura nuevo, inexperto y recién ordenado, para que lo ayude. Le encarga recibir a los feligreses y tomar las confesiones.
Como el curita se muestra vacilante, le entrega una tabla, escrita por el obispo, donde figuran todos los pecados y las penitencias correspondientes.
El curita sigue dudando y entonces el cura viejo le dice: “Fijate bien en la tabla. Yo me voy a dormir al primer piso, pero cualquier cosa, me pegás un grito”.
El curita empieza a trabajar, toma confesiones y administra penitencias.
Recibe a un alcohólico, una ladrona, un mentiroso y cinco viejas beatas.
Finalmente llega una chica muy bonita y compungida.
“Padre, he pecado” le dice al borde de la desesperación.
“A ver hija, que has hecho”, le pregunta el curita que comienza poner la cara de quién ya escuchó de todo.
La chica llorando a raudales, dice: ”le chupé la pija a mi novio”.
El curita, busca en la tabla episcopal “chupada de pija”, pero no encuentra nada.
La chica se tira al piso y tiene convulsiones, mientras el curita que se empieza a poner nervioso, no encuentra anda.
La chica pone los ojos en blanco y echa espuma por la boca.
El curita desesperado, mira hacia el primer piso y le grita al cura viejo: “Padre, aquí hay una señorita que viene por chupada de pija, ¿que hago?”.
El cura viejo le responde:”pagale 10 pesos y decile que suba”.