domingo, 14 de septiembre de 2008

Bombita Rodriguez, el palito Ortega Montonero: IV

A COMERRR...LAAA: En Chile, orgías de ejecutivos arrasan a la hora de almuerzo

Son reuniones entre cuatro y hasta ocho personas por las que pagan hasta 50 mil pesos. Los contactos se hacen por internet y los encuentros son exclusivos para los socios. Conspicuos ejecutivos se reúnen en algún departamento del centro a capear la entrada y el plato de fondo. Sólo se quedan con el postre. ¿Quiere conocer la nueva versión del pollito al velador?
Una y media de la tarde. Raúl termina una reunión en el banco donde trabaja y parte raudo a la calle. Camina por el paseo Huérfanos con sus lentes Ray-Ban y un traje azul marino listado. Se acomoda la corbata rojo italiano, mientras devuelve la mirada a una mujer cuarentona que lo recorre de pies a cabeza. Coquetea, pero apura el tranco. No quiere llegar atrasado a su último almuerzo del mes.
Raúl es un padre de familia. Buen esposo. Marido atento. Nunca llega después de las nueve de la noche a su casa. No sería bien visto que un ejecutivo de un banco anduviera enfiestado. Nadie sospecha de nada. Raúl pierde la compostura sólo a la hora de almuerzo.
Citófono. Raúl llega a su destino. Departamento 33. El "organizador" abre la puerta. Esto es lo que ve: una rubia y una morena con tenidas deportivas y dos hombres más. El "organizador" llama a un rincón a todos los hombres y comenta las reglas: "Nada de drogas, se hace lo que ellas quieren. Están prohibidos los actos homosexuales y siempre con condón".
Hace dos años que Raúl aunque sea una vez al mes participa de orgías a la hora de almuerzo. Son pequeñas reuniones que se organizan en Santiago y que logran reunir a conspicuos ejecutivos que pagan por tener encuentros sexuales desenfrenados en una hora y media. "Yo vengo sólo una vez al mes porque sale caro el asunto, pero es demasiado entretenido. Pago 40 lucas y valen la pena", cuenta.
El depósito se hace un día antes en una cuenta corriente por medio de internet. Es el mismo sistema que se utiliza para fichar a los participantes y darles las indicaciones de dirección y las características de las fiestas-almuerzo a las que asistirán.
Pese a que cada fiesta es particular, hay elementos comunes: siempre hay un mínimo de cuatro personas y un máximo de ocho. Los horarios más solicitados son entre las 12 y las 16 horas.
Nadie puede quedarse en el departamento cuando se acaba la fiesta.
Las mujeres entran gratis
Los habitués de este tipo de fiestas no tienen idea de cuántas se realizan en la capital, pero intentan un aproximado: "Calculamos que se ofrecen tres almuerzos diarios en distintas direcciones, con cinco personas promedio cada una; yo cacho que por lo bajo van unas 15 personas al día, por tres días a la semana, así que al mes irán unos 180 socios, los que son repetidos la mayoría de las veces en todo caso. Como número final, yo creo que somos unos 100 los inscritos", comenta un cliente frecuente.
El sistema funciona así: los interesados se inscriben en diferentes webs dedicadas al tema generalmente son las mismas que organizan encuentros swingers y así se transforman en socios. Cada fiesta-almuerzo cuesta entre 30 mil y 50 mil pesos, dependiendo de las características del encuentro (si son más mujeres o más hombres) y si es tu primera vez (al principio debes pagar una cuota de inscripción).
Así comenzó a crecer esta comunidad que se habla a través de e-mails y chats, donde las mismas peticiones de los socios potenciaron la idea de hacer almuerzos en vez de eventos nocturnos. "Yo fui a un par de fiestas el año pasado, eran muy buenas, pero son un cacho, salir un viernes o un sábado toda la noche, llegar pasado a sexo y con copete encima, cómo le decí a tu esposa ‘perdón, mi amor, pero la orgía estaba tan buena que se me pasó la hora volando’. Por lo mismo, varios empezamos a pedir que se hicieran fiestas a la hora de almuerzo, y qué más rico que terminar una reunión y juntarte en un departamento cerca de tu pega, tirar un rato y volver sin tener que darle explicaciones a nadie", comenta Raúl.
Este ejecutivo tiene 44 años, mide un metro setenta y cinco y pesa 73 kilos. En los almuerzos se da tiempo incluso para mantener la línea "porque no quiere convertirse en una vaca". Sagradamente carga en su maletín una sofisticada botella de plástico con un polvo dentro. "Este es mi almuerzo; con un batido quedas listo con las proteínas y carbohidratos que necesita el organismo; mil veces mejor comerse esto y luego ir a divertirse un rato con algunas chiquillas, en vez de estar perdiendo el tiempo, plata y salud comiendo comida chatarra".
Si bien en estos encuentros son los hombres los que pagan y las mujeres entran gratis, muchos de los ejecutivos que acuden a estos almuerzos saben que varias de las chicas son prostitutas y ellas reciben dinero por participar; aunque también tienen que ser socias del club. La misma organización se preocupa de todo, de tener un departamento en condiciones higiénicas, condones al por mayor, un encargado de seguridad y privacidad de los socios cuando llegan o se van del departamento, y de, obviamente, seguir motivando a sus socios para que sigan participando de estas actividades.
La idea principal es lograr un encuentro sexual en grupo; por lo mismo, se asemejan a los Gang Bang, denominación inglesa para definir a un tipo particular de orgía donde una persona tiene sexo con varias y por turnos.
"Siempre son tipo orgías, donde dos o tres nos metemos con una o dos minas", dice otro admirador de este tipo de reuniones que comenzó a asistir a estas fiestas-almuerzo gracias al contacto que tenía con una página swinger. Él mismo da consejos: "Hay que ser bien open mind, ya que muchas veces las fantasías de uno hay que negociarlas con los otros participantes. Había un tipo que pagaba por estar en la pieza, pero sólo miraba, no tocaba ni tampoco hablaba, sólo se sentaba en una silla a ver cómo dos nos metíamos al mismo tiempo con la mina. Nada de roces; eso sí, fuera los gays en estas cosas. Este compadre fue dos veces más y nunca hablaba. Un día, en el preámbulo, le preguntamos cómo se llamaba; sí, la cosa es impersonal, pero igual resulta incómodo que alguien te esté mirando tirar todo el rato y que ni siquiera sabí su nombre. El compadre se apestó y se fue. Nunca más lo vimos".
Una canita al aire
Las fiestas a la hora de almuerzo se hacen siempre en algún departamento. Nunca son moteles. La gente llega a la hora citada y es recibida por una persona de la organización. Se quedan solos en el living, con varios condones y bebidas en la mesa de centro. Los que quieren pueden quedarse allí o entrar a la pieza generalmente son departamentos de dos ambientes ; eso sí, siempre con la puerta abierta por si alguien quiere integrarse y mirar.
Después de la fiesta, los asistentes se bañan, se ponen la ropa que antes había sido colgada cuidadosamente y se van. Como si nada hubiese pasado, vuelven a sus trabajos y después a sus casas.
Raúl defiende su doble vida: "Mi rutina es trabajar y llegar a la casa todos los días, compartir con la familia y uno que otro fin de semana con los amigos; entonces, ¿cuándo te vas a tirar una canita al aire?
La última fiesta-almuerzo a la que fue Raúl, a fines de junio, fue de las mejores. "Llegaron dos minas muy buenas, no mucho de caracho pero con unos cuerpos increíbles, yo enganché con una altiro, nos pusimos a conversar mientras otros dos tipos se pusieron a tocar a la otra. El ambiente se empezó a calentar y cuando yo seguía embalado haciéndome el lindo, ella me dijo que nos apuráramos porque estábamos quedando en desventaja. Miré hacia el lado y ya estaban todos desnudos, sobre un sofá de tres cuerpos, un hombre a cada lado, donde ella atendía a uno con la boca y al otro con su entrepierna. A los dos minutos, la que se quedó conmigo ya me había sacado toda la ropa y la había colgado. Si el asunto no es al lote y tiene que quedar el traje ordenadito". Raúl llama a sus compañeros de juerga y se ponen de acuerdo para concretar almuerzos, pero no son sus amigos. "No los voy a invitar a un asado a mi casa ni les voy a ayudar con un crédito en el banco dice . No son mis amigos porque nos tiremos a minas juntos".
En este negocio hay que cuidarse las espaldas. Por eso, Raúl cuenta que quiere comenzar a ponerse de acuerdo para nuevos encuentros en otros sitios web.
Fuente: http://www.lanacion.cl/prontus_noticias_v2/site/artic/20080913/pags/20080913202234.html

Diego Capusotto: “Si me tocaran a Bombita, no haría el programa”


Vuelve con sus sketches y videos de rock a la pantalla del canal oficial, al que defiende. Afirma que no le interesan como espectador, ni Telefe ni Canal 13. Asegura que hay poco espacio para los programas de humor.
Por Majo García Moreno
En la esquina de Montes de Oca y California está el bar El Progreso, escenario del encuentro que hace las veces de búnker del actor. “Acá hay como un olor a viejo, una esencia que se mantuvo. Conserva algo de antaño que me gusta”, dice Diego Capusotto mientras toma un café.
—¿Sos nostálgico?
—No. No estoy mirando para atrás. Me reconozco en el pasado porque uno vive de eso, es parte de mi historia, pero no me hace mal recordar. Lo que está pasando me parece interesante, entonces, cuando recuerdo, lo hago con cierto placer; algunas cosas no, lógicamente, pero es parte de la historia de uno. A veces, hoy uno acciona a partir de cosas que le pasaron hace muchos años.
A punto de volver el lunes 22 con “la segunda parte de la cuarta temporada de Peter Capusotto y sus videos" y con varios personajes que se convirtieron en arquetipos que reúnen a miles de seguidores en YouTube, el humorista asegura que tiene ganas de hacer teatro y seguir con el ciclo el año que viene si se le ocurren nuevas ideas.
De chico estudió teatro y fue en la primera improvisación cuando le salió algo “naturalmente ligado a la comicidad” y vio que sus compañeros, a los que no conocía, se rieron. “Ahí me di cuenta de que podía estar arriba de un escenario y hacer reír a un desconocido”, asegura el actor que dice divertirse con Fontova y Daniel Aráoz y respetar a Antonio Gasalla y a Enrique Pinti.
—¿De chico te sentiste alguna vez como tu personaje Juan Carlos Pelotudo, intentando sacar una canción de rock?
—Me siento muchas veces un pelotudo y la adolescencia es sentir que uno tiene épica siendo un pelotudo. En realidad yo el único instrumento que toqué por intuición y oído fue la batería. Después me puse a estudiar hasta que me di cuenta de que no era algo que amara lo suficiente como para dedicarme. Pero me he descubierto haciendo de guitarrista, de cantante, y son situaciones en las que probablemente después uno se ve un poco pelotudo. Eso de sentirse Robert Plant en la habitación de tu casa; esas cosas de chico me pasaron aunque en ese momento no pensaba que era un pelotudo, era lo que quería hacer.
—Un nostálgico es Bombita Rodríguez, el Palito Ortega montonero; ¿extrañás esa etapa de lucha?
—En los 70 yo era muy joven, tenía 12 años pero todo ese transcurrir, esa construcción política de la época era muy cotidiana. Todas las organizaciones, inclusive muchas de ellas que entraron en las armas, eran antes organizaciones políticas. Estaban al lado de uno todo el tiempo, eran aceptadas por la gente y después la dictadura se encargó de demonizarlas. Gran parte de la población se dio cuenta más tarde que los forajidos eran los que en ese momento estaban gobernando.
Yo era chico, vengo de una familia peronista, estaba muy presente la posible vuelta de Perón. Hacíamos pintadas, repartíamos volantes. Me he agarrado a piñas con un pibe de enfrente de mi casa que era del socialismo democrático porque yo había puesto una pintada. Eso no es casual, había Bombitas por todos lados.
—¿Creés que alguien se puede sentir ofendido por el personaje?
—Nooo. Me ha pasado de gente que tiene un vínculo de simpatía con él porque de alguna manera son personajes que han sido demonizados por la sociedad, por el terrorismo de Estado y hoy puede ser traído a la ficción porque tanto Pedro (Saborido) como yo tenemos recuerdos de eso. Es la mirada de alguien que tiene 47 años y vivió en la adolescencia esa efervescencia y la posibilidad de un país distinto.
—Se decía que el programa volvía sin Bombita...
—No, no. Eso es una especie de campaña de gente que ve stanilismo en todos lados. Puede haber molestado a alguien el personaje pero nunca nadie me dijo que no se hacía más. Si el programa vuelve sin ese personaje yo no lo hago más.
—¿Alguna vez te autocensuraste con ciertos temas?
—No. Me parece que uno tiene cuidado con las cosas que cuenta con un lenguaje humorístico que te causa o no te causa gracia. Esa es la medida de que algo pueda salir o no. Uno está todo el tiempo riéndose de la tragedia, del sinsentido de la existencia, de la desolación.
El programa se explica sólo cuando se ve. Dejamos sentada nuestra posición frente a lo que nos rodea, tomando como excusa el tema del rock.
—Y siempre desde la parodia…
—Lógico, la ficcionalidad no es más que la deformación de esto palpable y real que uno vive todos los días. La convención se esconde detrás de eso, quizás eso sea más lo real, lo que está sucediendo detrás de toda esa mascarada.
—Es un poco lo que pasa con el personaje de Emo...
—Y, sí, yo estoy ajeno en realidad a todo eso, estoy lejos de la adolescencia. En muchos casos son poses casi gimnásticas, que puede ser mover el pelito y en otras están sustentadas ideológicamente. Yo me acuerdo de que cuando era chico eran los rockeros contra los chetos, yo obviamente era rockero.
—¿Faltan humoristas o faltan espacios?
—El humor se concentró hoy en todos lados, en noticieros, en que hoy la figura cómica capaz sea Belén Francese diciendo rimas. Si Jelinek ahora o antes Matías Alé, o Iliana Calabró están en un programa de 30 puntos de rating y son los que causan risa, está bien. Lo que tiene poco espacio es el programa de humor. Es muy caro y nadie apuesta a tener un elenco de diez personas, con decorados, con exteriores. Hoy se pueden instalar personajes que reemplazan al cómico de antaño.
—Pipo Cipolatti cantaba “Los Twist, Gardel y Perón”, lo tuyo sería Racing, Perón y…
—Sería Hendrix, Racing y Eva Perón.
"Se viene el duhaldismo rural y hay que estar atentos”
Por cuarto año consecutivo, Diego Capusotto tiene un lugar en la televisión pública para su programa.
—¿Sentís que podrías hacer el mismo ciclo en otro canal que no sea el 7?
—Se puede hacer pero no sé si con las mismas condiciones. Capaz que hay un mito con eso de que si vas a un canal grande, te van a presionar. No sé si es tan así, pero sé que la mirada que tienen el 13 o el 11 va a ser distinta, van a estar más arriba del programa, van a estar fijándose cuánto midió y algún boludo va a venir con lo del minuto a minuto y yo ahí lo saco a patadas y eso no ocurre con Canal 7.
—¿Sos un militante de la televisión estatal?
—No, pero me parece que estoy en el canal más interesante. Al no tener a nadie con quien negociar ni que te diga si va a salir esto o no, tenemos un lugar de cierta comodidad que debemos aprovechar. Es una elección para nosotros estar donde estamos para que el programa salga como sale. Mirá lo que logró el ciclo en Canal 7 con supuestamente tres puntos de rating. ¿Para qué más? A vos, como espectador, hay programas que te pueden gustar o no, pero a las 22 dan Al Colón y ¿qué pretensión comercial tiene eso? A las 12 de la noche hay un programa de cine donde yo vi Juana de Arco con Antonin Artaud. A mí, como espectador, me interesa más eso que ver lo que discuten en los otros canales.
Capusotto habla con tanto énfasis de la televisión como de política y le gusta generar polémica, por lo que advierte: “Voy a decir una cosa para que se genere un debate. Se viene el duhaldismo rural y hay que estar atentos”. Así, deja sentada su posición frente al conflicto que enfrentó al Gobierno con el campo durante más de tres meses y que aún sigue sin resolverse.
“La población no entendió que el tema era por plata y que el Ejecutivo se habrá equivocado en el manejo pero en realidad, no fue una disputa entre el Gobierno y el campo como si el campo fuera un comedor escolar que le están sacando la plata. Se unieron muchos que después se matarán entre ellos como corresponde y como es la historia de nuestro país, donde la oposición no trabaja en el bien común sino en desgastar lo que está impuesto, lo oficial”, afirma.
Fuente:http://www.diarioperfil.com.ar/edimp/0295/articulo.php?art=9844&ed=0295