sábado, 20 de septiembre de 2008

Los mendocinos y el sexo oral

Los lectores (sólo varones) de esta página se muestran muy preocupados e interesados en esta práctica. Manifiestan sus dudas y piden técnicas.
Por Marcela Furlano
Si bien el tema del sexo oral ya ha sido tratado en esta columna, no dejan de llamarme la atención las múltiples consultas que me han hecho llegar los lectores respecto de este tema. Los mails son todos de hombres y plantean preguntas que van desde mitos hasta las enfermedades que pueden transmitirse a partir de esta práctica sexual. Es por eso que voy a referirme a las preguntas más recurrentes, para dar respuestas a un tema que parece inquietar mucho a los varones mendocinos.

No, no y no
Los estudios coinciden en que el 94% de la población mundial reconoce haber tenido sexo oral al menos una vez en la vida, con lo cual se prueba que es una de las prácticas más elegidas a la hora de brindar y brindarse placer. El cunnilingus es el acto de utilizar la lengua y la boca para lamer o chupar la zona vaginal o estimular el clítoris, en tanto que se llama fellatio a la misma acción que se realiza al falo o pene. Una de las preguntas recurrentes que realizan los lectores es cómo pueden convencer a su novia, pareja, esposa o amante para que les practique una fellatio, porque se niegan a hacerlo. La respuesta creo que no es muy complaciente: si no quieren hacerlo, no hay modo. Como en cualquier práctica sexual, es necesario que ambos estén a gusto y dispuestos, y si ya se ha hecho el pedido y persiste la negativa, no puede forzarse. Hay mujeres a las que les agrada darle sexo oral a su hombre, otras que lo hacen sin que les guste demasiado (sólo “para darles el gusto”) y otras que se niegan categóricamente. Hay que escuchar sus razones y de persistir la negativa, buscar otros modos de estimulación en la cual estén los dos de acuerdo. Preguntan también si es posible la transmisión de enfermedades a través del sexo oral realizado sin preservativo. Lo que más temen, obviamente, es el contagio del virus del sida. En el caso de que se trate de un varón la ingesta de semen conlleva, para el hombre o mujer que haga una felación, el riesgo de contagio de este virus y también de otras enfermedades, como la hepatitis. Las heridas en la cavidad bucal o irritación en las encías pueden ser la puerta de ingreso. También es motivo de cuidado y precaución si la zona genital presenta pequeñas erosiones o lesiones, que suelen provocar ardor o picazón, porque puede tratarse de un herpes genital. Lo mismo sucede con las bacterias de enfermedades como la sífilis o la gonorrea, que pueden contagiarse sin el uso del preservativo. De todos modos, se considera que en cuanto a incidencia, se producen menos contagios por vía oral que por vía vaginal o anal sin protección, aunque el riesgo existe. El hecho de ingerir el semen es obviamente mucho más peligroso y por eso se recomienda, al entablar una nueva relación, que ambos se realicen los análisis para determinar si son portadores de alguna enfermedad de transmisión sexual (ETS) en caso de que quieran realizar esta práctica, con el cuidado de tener en cuenta el denominado “período ventana”, de aproximadamente tres meses, en el cual el análisis del VIH puede dar negativo. En el caso de las mujeres, algunos estudios afirman que la exposición de la membrana mucosa de la boca a los fluidos vaginales o a la sangre menstrual es potencialmente infecciosa, en particular cuando la infección por VIH es temprana o tardía, cuando el virus está particularmente activo, aunque todavía falta mucho por conocer de este tema.


Más preguntas
Otro lector aseguró que su mujer no está muy dispuesta a esta práctica, por que le disgustan las sensaciones gustativas del acto, sin que haya una mala higiene corporal como origen de las mismas. Muchos sexólogos recomiendan que tanto hombres como mujeres que tengan este inconveniente puede ingerir chocolate, dulces o jaleas, que invaden de agradable sabor la boca. No hay que aplicar estos productos directamente sobre la zona genital, porque pueden provocar irritaciones, sino tenerlos un pequeño lapso en la cavidad bucal de quien va a practicar sexo oral. También ser recomienda el consumo de pastillas mentoladas, que además brindarían al hombre una cierta sensación de “cosquilleo”. También pueden ingerirse bebidas frías o calientes, que no sólo modifican el sabor, sino que cambian la temperatura de la cavidad bucal y esto proporciona un placer adicional, con el cuidado de no llegar a los extremos del frío o del calor, porque el placer se va a esfumar. Otro joven lector me escribió preocupado porque luego de haberle practicado sexo oral a su novia empezó a tener dolor de garganta y creyó que podía haber una relación entre ambos hechos. Por supuesto que no existe tal vinculación, pero es una prueba de que a pesar de tener acceso a muchos medios de información, son muchos los interrogantes que subsisten en torno a ésta y otras prácticas sexuales. Otros tantos piden técnicas específicas. Ya he citado algunas, pero al ser zonas tan altamente eróticas cada persona debe conocer y orientar a su compañero acerca del tipo de estimulación oral que prefiere y la intensidad que desea con respecto a su nivel de excitación. El resto, es sólo imaginación.