sábado, 2 de agosto de 2008

Adicción al sexo

En el sexo, muchas conductas son socialmente reprobadas, como la de los neosexuales”, para quienes este placer es una verdadera compulsión.
Para muchos, la adicción sexual es un invento de Hollywood, que logró que galanes maduros como Michael Douglas o Charlie Sheen saltaran a la primera plana de los diarios no por sus actuaciones, sino por una “extraña enfermedad” que los llevaba, compulsivamente, a tener sexo.En su blog Cama redonda del diario digital El Mundo, Joseph Tomás afirma que con ese verso, más de un divo de la Meca del cine, cuando era descubierto poniéndole los cuernos a su pareja “quedaba muy bien y demostraba tener una vida interior intensa y atormentada diciendo en las entrevistas que sufría un problema de adicción al sexo pero que, con la ayuda de Dios y un buen psicólogo, pensaba superar el trance. Y tan pancho”. Cierto es que muchos sacaron rédito de tal definición y en un momento pudo haber parecido que la compulsión sexual era tan común como el dolor de cabeza, cuando hay manifestaciones específicas, tampoco mayoritarias, que demuestran que una persona la padece.
Antes, estos hombres o mujeres con una vida sexual más agitada que lo que se suponía “normal” eran llamados ninfómanas, donjuanes, picaflores, sátiros o pervertidos, englobando en tales categorías a seductores natos y a verdaderos psicópatas. Hoy, la psicología y la sexología tienen sumo cuidado en rotular con palabras como “perverso” la conducta sexual de una persona, sino que prefieren, en vista a un tratamiento, calificar de parafilias ciertos trastornos sexuales y, en el caso de la compulsión sexual, algunos psicoanalistas les dan el nombre de “neosexuales”.

Compulsión y angustia
Jaime Stubrin, médico psicoanalista (ex profesor del Instituto de Psicoanálisis, Asociación Psicoanalítica Argentina y ex docente de la Universidad de Buenos Aires, Facultades de Medicina y Psicología), en el artículo “La angustia: factor determinante del actuar sexual compulsivo” (puede leérselo completo en el sitio isisweb.com.ar/oculta.htm) sostiene que, a diferencia de sus colegas, prefiere usar el término “neosexualidad” (ya usado por el investigador Joyce McDougall, que hablaba de que estos pacientes han “reinventado” la sexualidad humana) porque lo considera más abarcativo que el de parafilia y porque en estas últimas “no siempre está presente el amor”, refiriéndose a que etimológicamente, el vocablo derivado de griego significa “lo que está más allá –por derivación alterado– del amor”.Stubrin plantea con mucha claridad lo que siente una persona neosexual: por un lado desea algo con mucha intensidad, en este caso el sexo, y por otro lado hay algo que le dice que es peligroso y dañino. Pero no puede contra esa fuerza y termina sometiéndose. No se trata de una situación, por ejemplo, de infidelidad, donde pueden presentarse dos voces interiores en conflicto. La compulsividad aparece espontáneamente y si no se lleva a cabo la actividad sexual, surge una gran carga de angustia. Stubrin lo ejemplifica poniendo el caso de un paciente suyo, heterosexual, que debía tener sexo con cuatro o cinco mujeres diferentes por día. “Después del coito, la primera imagen que le aparecía era cómo podía hacer para desprenderse de esa mujer y la fantasía era arrojarla por la ventana”, cuenta el especialista. Si no lograba llegar al promedio que se había autoimpuesto sentía una angustia intensa y sensación de sin sentido. Y más allá del análisis puntual que hacía de este caso, Stubrin afirma que cada vez que sentía angustia, para apagarla recurría a una intensa actividad sexual, algo que aparece recurrentemente en los relatos que los neosexuales dan de su propia patología.

Sin género
Tanto los pacientes homosexuales como heterosexuales sufren una intensa angustia ligada a la compulsión sexual, que se manifiesta cuando en el análisis se les pregunta cómo y por qué surge la actividad sexual frenética. La angustia no siempre es reconocida como tal por lo pacientes, sino que la definen como una sensación de vacío interior, baja autoestima, pérdida de los propios límites y no pueden asociar estas sensaciones a su compulsividad sexual. Lo que sienten, no necesariamente está vinculado a su vida sexual.
Otro rasgo fundamental en la compulsión sexual o neosexualidad es la denominada “pulsión de muerte”. Muchas veces la frenética actividad sexual se da para compensar ese enorme vacío interior o angustia que se padece, pero a tal desenfreno le dan un “castigo”.
Son los casos en que la promiscuidad es la norma, que no se cuidan en sus relaciones sexuales, jugando a una ruleta rusa que puede traerles desde una enfermedad venérea hasta sida.En otros casos se exponen a situaciones violentas, donde la propia vida está en riesgo, al concertar encuentros sexuales con desconocidos que muchas veces lo que menos buscan es placer.Al margen de estas características, el deseo sexual es tan fuerte, que obstaculiza otras áreas de la vida. Las fantasías sexuales irrumpen en las tareas diarias, en la calle y la concreción de las mismas puede derivar en rupturas familiares o laborales, porque muchos no dudan en tener sexo en su propio lugar de trabajo, sencillamente porque no pueden oponerse a la compulsión que les impone hacerlo.
Muchos tienen la idea de que un adicto sexual o neosexual debe ser alguien que la pasa muy bien. Pero cuando el sexo es una amenaza permanente a la vida cotidiana, deja de ser una fiesta.¿Conocés a alguien que sea adicto sexual? ¿Creés que realmente puede hablarse de adicción en el caso del sexo? Dejanos tu opinión.
Ricos, famosos y sexuales
La sexualidad de los famosos, así sean de cabotaje como muchas vedettes argentinas o de grandes mitos del cine, siempre vende. Por eso es un éxito en ventas el libro “Hollywood Babylon: It's Back!”, de los autores Danforth Prince y Darwin Porter, donde se dedican a sacar los trapitos al sol de grandes estrellas, como el símbolo sexual de los ’50 James Dean, de quien el director Elia Kazan dijo: "He conocido a muchos actores que tuvieron una vida sexual agitada, pero nadie era tan depravado como Dean”, de quien se afirmó que tuvo una relación con un chico de 12 años.

El viejo truco
El cantante Chris Martin, voz líder de Coldplay, reconoció que se dedicó a la música no sólo por vocación artística, sino para tener sexo y dejar de tener relaciones meramente platónicas con las mujeres. Como dice nuestro Alejandro Dolina, “todo lo que hace un tipo es para conseguir mujeres” y con el caso de Martin, las pruebas le dan la razón.

LAS MENDOCINAS ESTAN A FULL: Secretos y mitos del sexo anal entre los mendocinos


Los hombres se quejan de que las mujeres no quieren practicarlo. Ellas preguntan si los que los que gozan con la estimulación de su ano son gays.

Autora Marcela Furlano
Hace unos días fui al cumpleaños de una amiga. Era una de esas reuniones en las que a la única persona que conocía era, precisamente, la cumpleañera. Me encontré con un grupo pequeño, de gente agradable y la charla transcurrió tranquilamente. En un momento, una de las mujeres asistentes, que se enteró que yo escribía esta columna, me dijo: “Sacame una duda: Cuándo un hombre te pide que le introduzcas un dedo en el ano (no me lo dijo precisamente así, pero la prensa escrita tiene sus reglas) durante la relación sexual, ¿es gay?”. ¡Caramba! Lo primero que pensé es que no sólo esta gente sí sabía amenizar las charlas, sino que la desinhibida joven logró instalar el debate, porque la estimulación y el sexo anal están rodeados de muchos interrogantes y no pocos mitos.

Ese dedito
Me voy referir en esta charla con mis lectores (me gusta pensar que hacemos esto, charlar, como en ese grupo de amigos) al sexo y a la estimulación anal en las relaciones heterosexuales, no a las homosexuales, que tienen en esta práctica sexual una de sus variantes. Sí, no sólo con el sexo anal disfrutan los homosexuales. Con respecto a la pregunta de la joven, hay muchas parejas heterosexuales que practican introducirse los dedos u objetos (por ejemplo, prótesis peneanas) porque les resulta a uno o a ambos algo muy excitante. En el caso de que el hombre sea quien solicite que se le introduzcan los dedos u objetos en el ano, esto no implica de ninguna manera que sea homosexual. El ano es una zona muy erógena, baste recordar el placer que provoca evacuar el intestino. Algunos especialistas mencionan que, a través del recto, con los dedos u objetos se estimularía la próstata en una zona que llaman “el punto G masculino”. Hay varones que intensifican su grado de excitación con el masaje o la introducción de los dedos o haciéndole esto a su pareja y es sólo una variante dentro de una relación sexual heterosexual. La homosexualidad no se define por el placer que provoca la estimulación anal o por el goce de introducirse una prótesis, sino por la elección del objeto de deseo: si son del mismo sexo se habla de homosexualidad, si son del opuesto, de heterosexualidad.

La entrega total
Algunos varones se quejan de que sus parejas se niegan a esta práctica sexual y el argumento mayoritario es porque les causa mucho dolor. Además, para muchos el sexo anal implica la entrega total, el último bastión de reserva que una mujer posee sobre su cuerpo y por ello cuando accede, es como alcanzar un premio altamente codiciado. Obviamente no puede practicarse el coito anal cuando la mujer se niega o manifiesta dolor, pero lo mejor es que, si ambos están de acuerdo en intentarlo, prueben ciertas formas para que el coito resulte placentero para los dos. Estas son algunas de las recomendaciones prácticas:
- Al ser el ano un esfínter muscular, tiende a contraerse, a ofrecer resistencia, porque no está preparado biológicamente para ser “invadido”. Por ello la penetración debe realizarse cuando la mujer esté muy excitada pero relajada y hacerse de manera muy suave, paulatina y cuidadosa, consultando con la compañera el grado de tolerancia al dolor.
A diferencia de la vagina, que se lubrica con la excitación, el ano no lo hace, y por ello es conveniente usar cremas o geles lubricantes que vienen para tal fin (que no sean irritantes) y se pueden adquirir en cualquier farmacia.
- A veces es aconsejable comenzar la dilatación introduciendo primero uno o dos dedos.
- También existen en el mercado dilatadores anales, que son prótesis, por lo general de material siliconado, de diferentes tamaños y grosor. También se introducen con suavidad, pero al ser menores que el pene promedio, sirven para que el ano se vaya dilatando.
- Quizá el coito anal en su totalidad recién pueda llevarse a cabo después de varias relaciones, eso depende de la pareja.
- Nunca introducir el pene, luego de practicar sexo anal en la vagina, porque la flora bacteriana del recto, que el pene arrastra consigo, puede provocar infecciones vaginales.
- El coito anal deja pequeñas microlesiones en el recto y por ello es una práctica de alto riesgo con respecto al sida. Es recomendable utilizar siempre preservativo. En el caso de penetrar el ano y luego querer hacerlo por vía vaginal, es imprescindible cambiar el preservativo. - Para que la mujer llegue al orgasmo durante el coito anal, lo mejor será estimular el clítoris con caricias o masajes, ya que con la sola penetración del ano no basta para lograrlo. Hay que recordar que, como toda práctica sexual, tiene que estar consensuada por la pareja. No implica ser más atrevido ni más liberal el hecho de tener sexo anal, ya que muchas parejas pueden tener una vida sexual muy satisfactoria sin haber probado nunca el coito anal.

Curiosidades
El “follódromo” español Ariel Santamaría, portavoz de la Coordinadora Reusenca Independiente (CORI), un partido político de Reus, España, propuso que el reformado Palacio de Ferias se transforme en un "follódromo" municipal, es decir un lugar donde pueda tenerse relaciones sexuales. El partido no quiere que lo demuelan, pero dicen que si no aprueban esta iniciativa tendrán que hacer una biblioteca o una sala de conciertos. No le gustan los clásicos Max Mosley, presidente de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA), quien se viera envuelto en un escándalo cuando las imágenes de una orgía sadomasoquista trascendieron a la prensa, declaró recientemente: “Los que me critican son las personas para las cuales el sexo es, digamos, clásico, con la posición del misionero. Pero no es sólo así y las críticas a mi vida privada no tienen fundamento”, manifestó.

Si es fulera, no importa
Científicos holandeses de la Universidad de Groningen, realizaron un estudio con 63 jóvenes entre 21 y 25 años. Antes de entrar a una habitación, en la cual estaba una mujer no muy atractiva, midieron su testosterona. Luego de quedarse a solas, sus niveles de testosterona subían hasta 8porciento, con lo cual sostienen que, al margen del objeto de deseo, los hombres tienen una tendencia natural a intentar la procreación.

ELLAS LOS PREFIEREN NEGROS Y BIEN CALIENTES: el café erotiza a la mujer

Un estudio de la Universidad de Southwestern confirma que cuatro tazas al día aumentan la libido femenina. Se probó en más de 108 animalitos
"¿Querés pasar a tomar un café?" "¿Tomamos un café?" Las frases más pronunciadas en el historial romántico pasaron de repetida excusa a irrefutable realidad. La doctora Fay Guarraci, de la Universidad de Southwestern, en Texas, Estados Unidos, descubrió que el café funciona como un potente afrodisíaco. Guarraci transfirió al comportamiento sexual femenino el análisis exhaustivo de un grupo de ratas hembras. La científica administró una moderada dosis de cafeína a 108 animalitos y pudo observar que se excitaban y copulaban más con los machos que las hembras que no habían tomado cafeína. "Parecían querer siempre más sexo”, explicó Guarraci. El experimento se repitió en mujeres y los resultados fueron reveladores: la cafeína estimula zonas del cerebro directamente relacionadas con la excitación sexual. Pero la regla no vale para todas. Guarraci concluyó que dicha excitación sólo se produce si la hembra no está habituada al consumo de cafeína. Y las ratas del experimento jamás habían tomado café, por ese motivo, las dosis suministradas fueron instantáneas y potentes.
OTRO ESTUDIO.
Los científicos de la Universidad de Scranton, en los Estados Unidos, llegaron a una conclusión similar a la de Guarraci: el interés que una mujer tiene para con el sexo es directamente proporcional a la cantidad de cafeína que ingiere diariamente. El estudio revela que una vida sexual saludable tiene relación con cuatro tazas de café por día. La investigación demostró que existe un aumento de un 45% en el interés sexual de la mujer que ingiere hasta cuatro tazas de café por día. “El café inhibe el comienzo de la depresión en la mujer”, explica el estudio. Es que la cafeína, además de reducir depresión y estimular la actividad sexual, también reduce el riesgo de suicidio. Existen otras variantes que aseguran el aumento de la libido. Una posibilidad de combinar el café con el ginseng. El resultado es una bebida que da energía y vitalidad y que se usa en caso de cansancio. El ginseng y el café eliminan la tensión estimulando el flujo sanguíneo, además ayudan en el interés y potencia sexual.
VOCES EN CONTRA.
El estudio de Guarraci, publicado en el Pharmacology, Biochemistry and Be haviour Journal, fue replicado por la British Coffee Association con la siguiente tesis: una persona tendría que beber 10 tazas de café de una sentada para ingerir la cantidad humana equivalente a la administrada en su día a las ratitas del experimento. Por supuesto que la cuestión dependerá también del tamaño, del peso, del perfil psicosexual y de la sensibilidad a la cafeína de la mujer que tome el café. En tanto, la autora del libro The truth about the caffeine, Marina Kushner, adhiere a la hipótesis anterior con una explicación más bien histórica. Los árabes, expertos en la preparación de sustancias afrodisíacas, usaban el café para mantenerse despiertos durante sus rezos. “No lo usaban para copular. A la mayoría de la gente el café o la Coca-Cola le dan más energía, no más ganas de hacer el amor”, explica la autora. Y reconoce que la cafeína, en infusión, bebidas gaseosas o pastillas, estimula el sistema nervioso central y puede llegar a excitar la libido aunque también es capaz de producir el efecto contrario: “Un exceso de cafeína puede tener efectos colaterales tan poco adecuados para los encuentros eróticos como la ansiedad, la confusión, la deshidratación o la contracción muscular”.
Fuente:http://www2.criticadigital.com/index.php?secc=nota&nid=8437