sábado, 28 de junio de 2008

Ellas sienten más culpa por tener sexo casual

Un estudio británico sostiene que las mujeres no se adaptan a este tipo de relaciones de una noche, ya que en cuestiones sexuales les importa más la calidad que la cantidad.
Las mujeres no quieren sexo de una noche. Una investigación británica indica que al día siguiente ellas, a diferencia de los hombres, se sienten culpables. Está claro: hombres y mujeres somos muy distintos y mientras ellos ven el sexo casual como algo divertido, sin más complicaciones, las mujeres no sentimos muy mal el día después. Son los resultados de la Universidad de Durham en Reino Unido que está publicado en la revista Human Nature. Las mujeres no se han adaptado a este tipo de relaciones de una noche, ya que en cuestiones sexuales, importa más la calidad que la cantidad. Lo que pasa es que muchas mujeres caen porque creen que esa primera noche va a ser el resultado de una relación duradera, que van a encontrar a padre de sus hijos. Así que cuando se dan cuenta que han sido usadas o tratadas como objetos, pues hay frustración y molestia. Y también aseguran, eso dice la investigación, que se quedaron menos satisfechas sexualmente que los hombres.

TENDENCIA EN ALZA :Los pollerudos, esos hombres que dependen de sus mujeres

Piden permiso para cada cosa que hacen y decisión a tomar, hablan siempre en plural y raramente se los ve solos, salvo que se “escapen”. ¿Dependientes o dominados? Los psicólogos explican que ni ellas ni ellos padecen este tipo de vínculos y que se trata de un acuerdo tácito de relación. Los sociólogos dicen que siempre existieron, en todos los rangos sociales. Autora Daniela Pasik
Pasa partes informativos por celular y se viste como a ella le gusta. Pide “permiso” para salir con sus amigos y la acompaña a ver Sex and the City. Le dice “patrona” o “bruja” y, aunque esté solo, habla en plural.
“Detrás de todo pollerudo hay una pollera que se teme perder”, reza la máxima popular que pasa de boca en boca en masculinas mesas de bar. Cada vez más porteños se consideran “víctimas” pero, al mismo tiempo, se quedan como están.
¿Qué significa ser pollerudo hoy? Según el licenciado Enrique Castro, psicólogo, “adjetivos como ‘pollerudo’ los coloca el que observa la situación, que en general se rige por el conocido refrán ‘ver la paja en el ojo ajeno’, pero el sujeto a quien califica así puede estar sumamente cómodo en esa posición y disfrutar de su vida como cualquier otro”.
Ana Lecumbe, socióloga, se pregunta: “¿Acaso fueron pollerudos Perón de Evita, Rosas de su hija Manuelita, Mao de su esposa Jiang Qing o, más cerca en el tiempo, Lennon de Yoko Ono? Muchas veces la sociedad magnifica acuerdos tácitos de parejas que lo que en realidad tienen no es a un fuerte y a un débil, sino a dos partes iguales”.
Sí, querida. Tita es la más famosa de las mujeres en la vida de Soldán, y eso que el ex Feliz domingo estuvo casado con la escandalosa Silvia Suller y en pareja con la judicialmente polémica Giselle Rímolo. El amor que une a Silvio y a su madre trasciende todas las fronteras: ella le cocina, habla de él en los medios y, sí, hasta decide sobre su vida sentimental. El, con 74 años cumplidos y varios éxitos económicos en su haber, jamás... nunca (salvo cuando estuvo preso) vivió en la casa de otra.
Mariana Nannis ansiaba una vida de lujos y, aunque no cuenta con ningún talento propio, realizó sus sueños al casarse con Claudio Paul Caniggia. Mientras los seguidores delPájaro” la acusaban de desplumarlo, la rubia se pavoneaba contando que se bañaba con champagne. “Pollerudo”, “dominado” y todas sus variantes son los insultos que escucha más seguido el jugador, cada vez que pasa un mal momento deportivo.
¿Alguien se acuerda del nombre del marido de Cecilia Pando? Pedro Mercado era mayor del Ejército Argentino y fue pasado a retiro inmediatamente después de que su esposa hiciera públicas algunas de sus ideas sobre derechos humanos. El ministro Aníbal Fernández se refirió a la señora como “portadora de las expresiones de algún pollerudo que no se anima a decir las cosas”. Ella, hoy, es una activista de ultraderecha en plena carrera y él, su “damo de compañía”.
No hay futbolero que no cuestione la actitud del Cholo Simeone. Es sabido que el director técnico de River no le da notas a nadie en el mundo del deporte y, gane o pierda su equipo, no lo hace. Igual, desde que Carolina Baldini (que en medio de su fiebre mediática lo dejó, se mostró con otro y después al caer el rating volvió con él) decidió bailar por un sueño, hizo una tapa glamorosa para la revista Caras.
¿Y los escoceses, qué son?
Al respecto, en el diccionario de jergas del habla hispana, dice: “Término compartido por Argentina y Uruguay. Pollerudo (m), hombre fuertemente influenciado por una mujer (madre, esposa, novia, etcétera). Hace referencia a la pollera o falda larga de las mujeres mayores detrás de la cual se suelen esconder los niños. ‘No, el pollerudo de Germán no viene a la despedida de soltero de Roque porque su esposa no lo deja’”.
Aunque el término “pollerudo” es propio del Río de la Plata y el diccionario de la Real Academia Española no lo tiene en cuenta, en todo el mundo hay varias formas crueles, aunque pícaras, de llamar a este tipo de hombres. En España, les dicen “Juan Bragazas”, “Blas Pollas” o “Juan Lamas”; en México los llaman “calzonazos” o “maridazos” y en Colombia, “mansos” o “mameluco”.
Fuente:http://www.diarioperfil.com.ar/edimp/0272/articulo.php?art=8166&ed=0272

La violencia de otro género también duele


Enviado por el camarada Miguel Angel
Hombres maltratados y algunos jueces creen que la ley ahonda en la desigualdad - 10.000 mujeres están condenadas por agresiones en la familia - Miles de varones sufren en silencio
Por CARMEN MORÁN 12/06/2008
La vergüenza para contarlo también tiene base machista, dice un experto
A los hombres que denuncian maltrato no se les hace caso, dice Maria Sanahuja
"Me anulaba como persona, yo no valía nada, todo lo hacía mla", dice Íñigo
Hay mujeres que querrían separarse pero su frustación se vuelve agresiónQue hay mujeres que agreden no cabe duda. Y que matan. ¿Está el teléfono para hombres que ha anunciado el Ministerio de Igualdad destinado a estos hombres que sufren? En parte, quizá sí, pero en ámbito de la Igualdad prefieren no hablar de "hombres maltratados", para que no se confundan las dos realidades, la violencia sobre las mujeres, mayoritaria y distinta, dicen, de la que puede afectar, por otros motivos a los hombres.Los expertos llaman a las conductas agresivas de las mujeres violencia a secas, y aseguran que, en muchos casos, se trata de mujeres que se revuelven ante un maltrato continuado, que se defienden. Eso es lo que le dicta su experiencia a Andrés Montero, director del Instituto de Psicología de la Violencia y a Miguel Lorente, que después de 20 años estudiando estos fenómenos, es ahora delegado del Gobierno para la Violencia de Género. "En estos casos suele tratarse de conflictos abiertos, rupturas de pareja, respuestas a un maltrato similar al que sufren", dice. Hilario Sáez, de la organización Hombres por la Igualdad de Sevilla, pone otros ejemplos: "Existe también la mujer que en lugar de romper con la relación que no le agrada, lo canaliza en violencia" que puede durar años. "Esto se da mucho entre mujeres de edad avanzada a las que la idea de un divorcio les resulta impensable, por ejemplo". ¿Quiere esto decir que todas las mujeres son santas y que siempre que maltratan tienen una razón para justificarse? De ningún modo. "La historia tiene casos de mujeres que envenenaron a sus maridos para quedarse con sus propiedades o que son asesinas, sin más", dice Sáez. Pero advierte que no se debe confundir eso con otra categoría, la de las mujeres mandonas o las que machacan a sus parejas porque quieren convertirlas en lo que no son ni fueron nunca. Esa típica frase de "no me gusta, pero ya le cambiaré yo".También Lorente establece alguna categoría. "Es cierto que hay maltrato psicológico, pero hay que demostrar que eso ha existido de forma continuada y que ha causado un daño, no basta decir 'es que mi mujer nunca me deja ver el fútbol'. Porque a veces el jefe también nos machaca día tras día y no tenemos alteraciones psicológicas".Pero ahí están las denuncias y las condenas. Si esto fuera un debate en directo, aquí terciaría para apoyar esas cifras la ex decana de los jueces de Barcelona, Maria Sanahuja. Opina que, además, hay hombres que sufren en silencio porque no se atreven a denunciar. "Ellos tienen tanta vergüenza como tenían las mujeres tiempo atrás, y ahora mismo, que muchas no lo cuentan ni siquiera a su familia. Hace años, cuando llegaban mujeres a denunciar maltrato apenas se las atendía. Ahora les pasa a ellos, que sufren el mismo tipo de maltrato", dice.
El asunto es peliagudo. Los que coinciden en muchas cosas, no se ponen de acuerdo en esto. Hilario Sáez rebate lo de la vergüenza. "Dicen que ellas ponen denuncias falsas pero nadie cuenta, porque esas cifras no están desagregadas, las que ponen ellos y no son ciertas. Y estoy seguro de que hay muchas, porque se lo recomiendan sus abogados. En 1966 se creó en Zaragoza una asociación de maridos oprimidos. ¡En 1966! Para que luego digan que los hombres no denuncian por vergüenza".
Seguramente hay casos para ilustrar todas las teorías. El de Íñigo habla inequívocamente de los problemas que tienen algunos para contar su sufrimiento a un juez que entre risas le dijo: "A mí esto me lo hace mi mujer y le doy dos hostias que la mato". Todo un ejemplo. Ya se ha jubilado.Pero ya la policía le había dicho con anterioridad, cuando acudió a ellos a denunciar, que lo dejara correr, que se volviera a casa, que iba a perder a los niños. "Esta señora", como llama Íñigo a su ex pareja, "me pegaba incluso delante de los psicosociales". Las agresiones físicas no llegaron a mayores porque él salía huyendo, pero la espiral de maltrato psicológico le ha dejado a este hombre, de 47 años, hundido. Sólo una alegría, que tiene la custodia de sus dos hijos.Íñigo, un vallisoletano que oculta su nombre real, habla de una "señora" a la que rescató de un mundo sórdido, con infancia terrible y drogas en la juventud y de la que se enamoró ciegamente hasta casi perderse en los mismos vicios. Dice que siempre estuvo "amargada" y que se casó para quedarse con el piso que él tenía en propiedad. "Me anulaba como persona, yo no valía nada, todo lo hacía mal; si limpiaba, mal; si cocinaba, mal". Luego nacieron los niños y heredaron los malos tratos. En aquella casa volaban los ceniceros sobre la cabeza del marido, y los cuchillos, y también recurrió al veneno, dice Íñigo. Pero, a pesar de su fuerza física -la mujer ha sido albañil-, él conseguía escapar. "Es un tío, es como un hombre. Estoy amenazado de muerte y a mi familia la ha agredido en ocasiones", relata, con el sufrimiento de remover el pasado. Se separaban cada dos por tres, pero ella volvía llorando y él la acogía de nuevo. "Aún hoy tengo sentimientos... Pero ella utiliza a los hombres, los manipula, por dinero, por sexo. Ya no tengo confianza en mí mismo y eso que estuve en tratamiento porque mi vida perdió el rumbo. Tuvimos los niños, pero nunca se portó bien, no tenía el rol de madre. Luego me obligó a hacerme la vasectomía. Tenía un esclavo a su servicio".Los jueces resolvieron y ha pasado el tiempo. Ahora le quedan miedos, insomnio e inseguridad. La "terrible y cruel" experiencia de este hombre serviría a Maria Sanahuja y a otra destacada feminista, Empar Pineda, como muestra para que "se deje de ocultar una realidad, que aunque sea en una proporción mínina, existe: los hombres maltratados. Ocultarlo no beneficia a nadie", dice Pineda. Por eso, a ambas les indigna que la Ley de Violencia de Género castigue con penas mayores la violencia de género, es decir, la que ejercen los hombres hacia las mujeres, la más extensa y generalizada del planeta y la que reconoció como tal la ONU hace más de una década. "La que ejercen las mujeres también es violencia de género, sólo que ellas no usan el músculo, sino la cabeza, pero tratan de hacer lo mismo", dice Sanahuja.Pero hay una corriente mayoritaria de feministas, hombres y mujeres, a los que el caso de Íñigo les serviría para demostrar lo contrario. Que la violencia que ha sufrido es sólo violencia, sin apellidos, y que está perfectamente amparada en el Código penal sin tener que recurrir a agravantes. "A veces se valora la violencia por el resultado, la muerte, por ejemplo, pero la diferencia está en la motivación de la que parte esa violencia y el objetivo que busca; es el significado y no el resultado lo que nos hace humanos: en el caso de los hombres se busca la dominación permanente y para ello usan la violencia. Y en eso se encuentran legitimados", dice Lorente. Y sigue: "La ley no pena una conducta más que otra, sino que pena más una conducta que es más grave, porque la violencia de los hombres se hace con cierto amparo social. Cuando los hombres matan, la sociedad todavía no lo condena como es debido; cuando matan las mujeres no encuentran ese respaldo social; al revés, su conducta se considera antinatural, fuera de los parámetros patriarcales, machistas, que predominan", resume el delegado para Violencia de Género.Hilario Sáez muestra otra diferencia: "Cuando son ellas las agredidas, además se consideran culpables, algo que no pasa en el caso de los hombres agredidos. Y ellas suelen hacerlo para cortar la relación, mientras que en el caso de los hombres lo hacen para mantenerlas sumisas eternamente". "Puede maltratar el que tiene poder, de lo contrario sería como si el acoso laboral lo ejercieran los empleados sobre el jefe, sería ilógico". Sáez recurre al ejemplo de los hijos que pegan a los padres: "Los padres son los adultos, tienen la fuerza física, el dinero, todos los criterios para elegir con libertad y sin embargo, algunos se dejan pegar. Pero podrían evitarlo. Eso mismo pueden hacer los hombres en su mayoría. No podemos confundirlo todo".
Ahora los hombres tendrán un teléfono para ellos, como en Noruega, para exponer sus casos sin vergüenza. "No deben tenerla, los hombres también pueden llorar. No hacerlo parte de la misma base machista. Eso también tiene que cambiar", dice Sáez.