domingo, 18 de mayo de 2008

Adictos al sexo: vivir atados al deseo

Algunas personas sienten el deseo sexual como una compulsión irrefrenable. Aunque es un tema que se calla, la patología no es extraña.
Aislarse del mundo. Sumergirse por completo en la fantasía de la pornografía y la masturbación. Perderse en la mirada y en el contoneo de unas caderas. Desear, sin cesar, tener sexo repetidas veces, a toda hora, sin importar demasiado con quién. Sucumbir al deseo permanente.
Así viven cada día los hombres, que son mayoría, y las mujeres adictos al sexo. “Conseguíamos el sexo con la mirada, lo comprábamos, lo vendíamos, lo intercambiábamos, lo regalábamos . Eramos adictos al coqueteo, a la provocación y a lo prohibido. La única manera que conocíamos de liberarnos de la tiranía del sexo consistía en hundirnos aún más en él. Cedíamos nuestra propia voluntad a los demás y nos producía sentimientos de culpabilidad, odio a nosotros mismos, remordimientos, vacío interior y dolor”, comentan en un grupo de hombres y mujeres en tratamiento a trvés de la página web de Sexólicos Anónimos, un programa estadounidense de recuperación estadounidense basado en los mismos principios de Alcohólicos Anónimos. Según los médicos especialistas, la mayoría de los centros para adictos en la Argentina contemplan terapias para este tipo de adicción y muchas ONG lo hacen gratuitamente. Incluso los hospitales públicos reciben sus consultas, aunque pocas, y se trabaja con tratamientos psicológicos y farmacológicos.
Voces que prefieren ser anónimas –pocos asumen esta patología– o se avergüenzan de sí mismas hablan de una “atracción por lo ilusorio y la fantasía” de obtener el objeto deseado, la relación sexual con otra persona, que una vez capturado corrompe lo real y adviene paradójicamente la frustración y la insatisfacción. Detenerse en la semántica de la palabra “adicción” puede dar una idea del problema: “a” significa “sin” y “dicción”, “expresión”.
Más información en la Edición Impresa

No hay comentarios.: