lunes, 14 de julio de 2008

Ellas sólo quieren seducirte


Talleres de striptease y masajes, baile del caño y reuniones de tupper sex son los recursos a los que las mujeres rosarinas se van animando para enriquecer el sexo hogareño.
Clases de seducción, talleres de striptease, lecciones para bailar en el caño y los secretos de uso de cada uno de los objetos eróticos que hoy se pueden adquirir en una reunión de tupper sex en el propio living de casa, son algunas de las invitaciones que en Rosario circulan desde hace más o menos dos años. Captan a mujeres que quieren aprender algo más de lo que hoy el mercado dispone en materia sexual.
Salir del tupper.
Un grupo de mujeres de entre 30 y 50 años se apoltrona en los sillones de un living en un departamento del centro. Con risas nerviosas y ojos grandes, hablan casi al oído mientras la coordinadora acomoda sus cosas sobre la mesa: cremas para masajes, aceites, plumas, antifaces, una palmeta y un vibrador que parece un lápiz labial.
“Chicas, podemos decir que con esto, salimos del tupper”, escupe una mujer bien producida, que andará por los 45. Entre carcajadas, comienza la demostración de la firma Sexto Sentido. Para muchas, un mundo a descubrir. La impulsora de esta marca es la psicóloga Laura Fleishman. Su emprendimiento aun no tiene dos años, y ya cuenta con una decena de visitas comerciales a Rosario.
“La idea es incorporar más placer en la vida cotidiana, para reavivar la pareja y salir de la rutina”, apunta Fleishman, mientras saca vibradores de 60 a 200 pesos.
La sex shop party arranca, pero sólo unas pocas se animan a lanzarse sobre los juguetes eróticos para saber lo que cuestan, qué sorpresas esconden y cuántos secretos son capaces de sacar a la luz. La mayoría los mira de reojo y se inclina por acariciar el envase de aceite con aroma a vainilla, el gel lubricante con sabor a dulce de leche y la bendita crema con extracto de maca peruana, más conocida como el “viagra natural”.
“Nunca usé un vibrador pero me muero de curiosidad. Una amiga ya va por el segundo, y ahora que tengo la oportunidad de no tener que meterme en esos sex shops espantosos en el subsuelo de una galería, me llevo el mío”, resume con picardía Mercedes, de 39 años, casada, madre de una nena de 9 y maestra jardinera.
Strip en casa. “Soy masajista matriculada, masajeé hombres durante diez años, y todas sabemos qué pasa cuando una hace masajes. Por eso digo que he dedicado diez años de mi vida a masturbar hombres”, dice Paola Kulliok, directora de la única Escuela de Sexo del país que de tanto en tanto viene al encuentro de las rosarinas. Menea sus caderas y propone que la imiten, mientras sus manos resbalan sobre su contorno, y las aprendices miran con fruición a su maestra. La escena podría ser la de cualquier show, pero aquí transcurre a puertas cerradas, en pleno día, para un grupo de mujeres que paga por las clases de seducción y striptease.
“Esto es re didáctico. No veo la hora de practicar”, dice Sol, preocupada por seguir los consejos de la profesex. Y otra del taller la interrumpe: “Probé la fellatio cuatro pasos....y ¡funciona!”.
De 20 a 60 años, ellas son de clase media y media alta, y casi siempre profesionales. “Abogadas o amas de casa, de barrio o de country, todas queremos lo mismo”, explica Kulliok. “Las más jóvenes –agrega– vienen entregadas a complacer a ellos. Las de 35 a 45 quieren recuperar años perdidos y a veces desean disfrutar lo aprendido con sus amantes. Las más grandes, viudas o separadas, menos inhibidas, disfrutan de parejas nuevas”.
Kulliok contó el caso de “una chica que se había casado virgen y preguntó si el clítoris estaba dentro de la vagina. Nunca había tenido un orgasmo”.
De la tevé al cuarto. Vanesa Morán Díaz aguarda que sus alumnas lleguen a su estudio de Falucho 270, en el barrio Islas Malvinas. Desde que el baile del caño saltó de las sombras de las whiskerías al show de Tinelli, el imaginario colectivo viró en su opinión. Y las que no habían visto nunca a Demi Moore en Striptease, a partir de la tele ahora no pocas se animan a emularla. En privado, claro.
"Se acercaron muchas mujeres, la mayoría de 40 años aunque hay algunas más jóvenes que empezaron a tomar las clases para verse sexys y poder incorporarlo con sus parejas”, cuenta Vanesa.
Seguramente, cada una tiene allá afuera un jurado personal que la espera ansioso por dar su veredicto.
Fuente:http://www2.criticadigital.com/index.php?secc=nota&nid=7352

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