
Según fuentes judiciales, el hombre llegó a un acuerdo con su vecino por el que le permitía practicar sexo con su pareja, de 32 años, en pago de la cerveza que éste le proporcionaba.
Al parecer, la mujer, cuyos tres hijos vivían con ella y con el condenado en el domicilio, consentía esas relaciones por miedo a los malos tratos de su pareja.
Finalmente, decidió acudir a la policía, según las mismas fuentes, cuando la violencia ejercida por su novio le hizo a temer por su vida.
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