sábado, 19 de abril de 2008

Esperma femenino: la última audacia de la tecnología reproductiva

La revista New Scientific dio crédito a varias investigaciones que apuntan a obtener espermatozoides a partir de células madres de mujeres. También óvulos en el caso de los hombres.
Por Luciana Peker
La bebé nace y no hay padre fumando en la sala de espera, ni padre en la sala de parto, ni padre. La bebé nace y su mamá le empieza a dar la teta y la otra mamá llora y las dos mamás aprenden a ponerle los pañales. La bebé llega a la habitación y la mamá uno dice que tiene el pelo oscurito como ella y la mamá dos dice que, aunque todavía esté hinchada, tiene la misma nariz finita y las cejas pobladas de ella y de su abuela. La bebé que nace –si es que alguna vez nace– podría ser la primera hija biológica de dos mujeres lesbianas.No es ciencia ficción, sino ciencia en acción. La idea es que las mujeres puedan producir esperma. ¿Las mujeres, esperma? Sí. ¿Y para qué? Para poder tener hijos entre dos mujeres sin la intervención biológica de los varones. ¡Pero si ahora las parejas de lesbianas ya pueden tener hijos! Bueno, sí. Pero no tienen el ADN –o los ojitos y la boquita– de cada una de ellas. En algunos casos, una de las dos se embaraza y lo crían las dos. En otros, deciden buscar un hijo con un padre gay y el niño o niña tiene dos madres y uno o dos padres (si el gay tiene pareja o está casado, a la moderna, digamos). La otra posibilidad es que una de las dos mujeres recurra a un banco de semen (como ya sucede en Argentina) y tenga un hijo/a biológicamente de ella y de un padre desconocido. Pero, en todas las posibilidades, las madres lesbianas no tienen hijos genéticamente de las dos.
Hasta ahora. Porque la revista New Scientific dio crédito a las investigaciones sobre el esperma femenino. Aunque, ojo, también los varones podrían –con esta misma experimentación– generar óvulos. Eso sí: ellos necesitarían, alquilar (o pedir prestado) un vientre para tener un hijo biológicamente de dos hombres.
En el Instituto Butantan, de San Pablo, ya se han desarrollado óvulos y espermatozoides a partir de células madre de embriones de ratones macho. La investigadora brasileña Irina Kerkis ya está trasladando la investigación a embriones humanos. También el biólogo inglés Karin Nayernia, de la Newcastle University, considera posible la reproducción homosexual y logró convertir células madres masculinas –procedentes de la médula ósea– en espermatozoides. “En la actualidad, esto es meramente especulativo, totalmente experimental y en lo ético tremendamente conflictivo”, dijo Claudio Chillik, integrante de la Federación Latinoamericana de Esterilidad y Fertilidad (Flasef). Pero hay otros especialistas que consideran que en el futuro las famosas semillitas ya no serán necesariamente mixtas.
La producción de espermatozoides femeninos y de ovocitos masculinos es un hecho en un modelo animal. Y, en humanos, es esperable conseguirlo en el corto plazo utilizando células humanas. Esto plantea la posibilidad de reproducción del género femenino de forma autónoma y prescindiendo de su contraparte masculina. Hay claras evidencias aportadas por los trabajos de Karim Nayernia, quien dice que obtener espermatozoides a partir de células femeninas es un objetivo científicamente posible. La salvedad es que estos espermatozoides femeninos sólo podrían generar descendencia femenina porque no portan el cromosoma Y”, apunta el médico Ariel Ahumada, director del Procrearte, Red de Medicina Reproductiva y Molecular. ¿Las mujeres lesbianas sólo tendrían hijas mujeres? ¿Podrían aumentar las mujeres entonces? El interrogante es sólo uno de los riesgos de la reproducción tecnológica de dos Evas sin Adanes. Aunque hay otros expertos que no están seguros de que el repollo pueda llegar tan lejos. Susana Sommer, biológa, profesora de Ética en la Ciencia y autora del libro Reproducción: las nuevas tecnologías, advierte: “Hay que tener cautela porque existen innumerables dificultades técnicas y de seguridad: los óvulos o espermatozoides deben ser capaces de fecundar o ser fecundados y, si esto se logra, deben producir descendencia viable y sana”.
También hay problemas prácticos. El cantito futbolero dice que hay que poner un poco más de huevos. No es puro aliento. “A pesar de que esto abre una vertiginosa ventana en el desarrollo de innovadoras tecnologías reproductivas, uno de los problemas más importantes es remedar el ambiente testicular para que los gametos femeninos consigan las modificaciones del ADN indispensables para producir un normal desarrollo embrionario”, señala Ahumada. Chillik aclara que la maternidad libre de varones (o al revés) no es un hecho aislado, sino el pronóstico de una sociedad con un nuevo paradigma medicinal. “Se está avanzando enormemente en la obtención de células de diferentes tejidos a partir de células madre, fundamentalmente, de la médula ósea y del cordón umbilical para la cura de numerosas enfermedades. Pero los óvulos y espermatozoides son las células más difíciles de crear, incluso más que las neuronas.” La complejidad de la posibilidad de la autoabastecimiento reproductivo de las mujeres es tan grande que, incluso, María Rachid, presidenta de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans tiene sus reparos: “Es posible que dos mujeres tengan un hijo biológico pero es muy difícil que una cultura tan sexista como la nuestra ponga esta posibilidad a disposición de las mujeres. De todas formas, no consideramos que la posibilidad biológica revista demasiada importancia. Ser madre o padre no se trata de parir o engendrar, sino de proteger, cuidar, educar y amar”.

Madres lesbianas no apoyan la iniciativa
Creo que hay algo de inmoral en destinar tanto dinero de investigación a algo totalmente superfluo y que no hace más que reforzar el prejuicio de que la familia real es la biológica y que la autorrealización viene de pasarle los propios genes a alguien más”, cuestiona María Luisa Peralta. Ella es bióloga y conoce de los intereses de los laboratorios. Pero también sabe de los deseos y sentimientos que llevan a formar una familia (y no tipo). Ella vive en pareja con Romina y juntas crían, aman, cuidan (y corren en una casita del conurbano bonaerense) a su hijo de un año.
María Luisa llegó a ese embarazo a través de técnicas de fertilización asistida (en los planes está que más adelante la que se embarace sea Romina) y las dos quisieran que el Estado les reconozca la doble maternidad. Sin embargo, ella no alienta la investigación para que dos mujeres puedan tener un hijo genéticamente de ambas. “Este tipo de noticias generan la imagen de que la comunidad de gays, lesbianas, trans y bisexuales (GLTB) estaría dispuesta a destinar cualquier dinero a reproducirse biológicamente. Pero hay problemas más urgentes como la disponibilidad de servicios para lesbianas que sufren violencia en sus familias o que las técnicas de reproducción asistida que ya están disponibles –y no implican manipulación genética– sean accesibles para todos/as, porque hoy son muy costosas”, sostiene María Luisa.

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