
Según publica el diario Público, un ejemplo el caso de Ana P., una mexicana de 21 años radicada en España que por las tardes suele encerrarse en su habitación y dejar 'mensajes-anzuelo' en los chats con su dirección de correo Hotmail al lado.

Los interesados la agregan a su Messenger y, a partir de ahí, acuerdan un precio: él manda mensajes, ella conecta la cámara. Una empresa de tecnología está detrás de este negocio que usa a las "lolitas" con fines económicos. Ésta les presta una plataforma tecnológica y las paga, aprovechándose de que por su cuenta, muchas de las chicas no sabrían como cobrar el dinero.
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